6 Naciones 2011, Escocia

XV tipo: Jacobsen, Ford, Murray, Hamilton (McLeod), Kellock, Brown, Barclay, Beattie; Lawson, Parks; Lamont, Dainielli, Ansbro, Walker; Southwell.

Australia, Suráfrica, Irlanda, Argentina y Samoa figuran en la lista de víctimas recientes de la nueva Escocia de Andy Robinson. El ex técnico de Bath está trabajando duro para solventar el gran déficit de los del cardo, la consecución de ensayos y generar rugby ofensivo. Muchos señalan al joven Ruaridh Jackson como la llave para solventarlo, aunque su aparición, que no parece inminente, no cambiará el libreto de juego: apertura de larguísimo pateo táctico (especialmente defensivo), powerhouse demoledor (sobre todo en el tigh five) y defensa pegajosa que se cobra los errores del rival en forma de golpes.

Revisando la convocatoria de Robinson encontramos un par de regresos notables. John Beattie y Simon Dainielli. Hombre por hombre, Escocia vuelve a presentar una delantera potente, con una primera de hierro forjado (Jacobsen-Ford-Murray) y la tercera más dinámica de los últimos tiempos: Brown-Barclay- Beattie. Parece que en los medios el maridaje Lawson-Parks ha convencido y el 9 está gobernando bien al paquete en el juego cerrado, además de sacar pelotas limpias y cómodas para rentabilizar el cañón que exhibe en su pierna el apertura. Su talón de Aquiles es la línea de tres cuartos, experimentada pero de cohesión dispersa pese a llevar años jugando juntos: De Luca, Soutwell, Nikki Walter, Morrison (que será baja por lesión), Sean Lamont... Si se centran, tienen un equipo más que decente. Se dice que los partidos los gana la delantera y los tres cuartos deciden por cuanto. En este caso, los partidos los gana la delantera y los tres cuartos los ayudan a perder. La falta de talento creativo, un game player, es un escollo para los prosaicos tres cuartos hibernios. Si Robinson encuentra acomodo a Ruaridh, la solución podría empezar por ahí. Pero no se engañen, Escocia nunca será Nueva Zelanda. Ni falta que les hace. La capitanía ha pasado de un medio melé (Blair, Cusiter y Lawson) al segunda Al Kellock, el guerrero de Glasgow, lo que ha operado una inesperada sinergia emotiva en el grupo, según confiesan sus compañeros. A Kellock le cambió la vida el día que se cruzó en Edimburgo con el mítico Todd Blackadder, ex capitán All Black, quien le dijo: "Oiga si a sus 27 años usted piensa seguir ahí sentado esperando, no llegará a ninguna parte en el rugby. Salga a partirse la cara". Y sabe Dios que lo hizo...